JULARD HA HECHO HISTORIA
Ser campeón de la GBB… ¿Qué se debe sentir? Esa fue la pregunta que me hice mientras observaba cómo D-Low levantaba la mano de un chico de 17 años con una expresión que mezclaba orgullo y admiración, como la de un padre viendo a su hijo alcanzar lo imposible. Me emociono al pensarlo: el silencio antes de anunciar el resultado, el peso del esfuerzo acumulado en cada segundo, en cada respiro. Y luego, tu nombre. No es solo el eco de la victoria; es el reconocimiento a todo lo que has construido, pieza por pieza, con pasión y sacrificio.
Mira que ha habido campeones importantes: Dharni con el back to back en 2014, Colaps en 2021 con una de las GBB con más nivel… Pues bien, me atrevería a decir que esta victoria es una de las más fascinantes en la historia de la GBB. Este título es tan importante, no solo por lo que conlleva ganar una GBB y que tu nombre se una al muro de los 14 previos ganadores; sino porque también hay que tener en cuenta que Julard se había clasificado al campeonato más prestigioso del mundo por haber ganado en 2023 la categoría Solo U18 (menores de 18 años)! Y esto, para mí, hace que la victoria sea muchísimo más épica.
Julard se presentaba como una incógnita a la GBB. Era un niño prodigio llegando a un mundo de adultos. Lo que había hecho en el U18 era escandaloso, pero claro, ¿sería suficientemente bueno para ganar a los beatboxers de enorme prestigio que hay en esta competición? Pues bien… No hace falta ni que diga que, en efecto, Julard tenía el nivel para estar entre todas aquellas leyendas.
Desde su primera batalla, quedó claro que Julard no solo estaba allí para aprender. Se enfrentó a la leyenda Alexinho o las nuevas promesas emergentes como Kaji u Osis, y, no solo estuvo a la altura, sino que con su estilo potente y técnico dejó en claro que el futuro del beatbox ya estaba aquí y que había llegado para quedarse.
Su capacidad para alternar entre bajos, técnicas extremadamente complejas y partes cantadas es fascinante; pero el hecho de que pueda hacer todo esto a una potencia al alcance de solo unos pocos, por no decir nadie, hace de Julard un beatboxer de diez. Cada actuación era una declaración de intenciones, demostrando que no solo había dominado las técnicas más avanzadas, sino que también tenía una presencia escénica arrolladora que cautivaba al público y a los jueces por igual.
En la final, cuando el eco de los últimos beats se desvanecía en el aire, lo que quedaba no era solo el sonido de la música, sino la sensación de haber presenciado historia en tiempo real. Julard, con su mezcla de innovación, técnica impecable y una madurez inesperada para su edad, no ganó simplemente un título: ganó el respeto de una comunidad global y se consagró como un símbolo del cambio generacional. Ser campeón de la GBB no es solo levantar un trofeo, es llevar consigo el peso de inspirar a miles, de abrir caminos y de demostrar que el talento y la pasión no tienen límites. Hoy, Julard, con tan solo 17 años, tiene el mundo del beatbox a sus pies.